Capitulo 6

10 DE AGOSTO DE 1855


Acababa de oir unos pasos, pero al girarme no ví nada. Victoria estaba asustada y apretaba mi mano con tanta fuerza que juraría que mis huesos resonaban bajo el sepulcral silencio de la noche barcelonesa.

De pronto, una sombra pasó fugazmente sobre nuestras cabezas,lo cuál me sobresalto, y me oblgó a adoptar una postura defensiva...era evidente que algo estaba apunto de pasar...
Traté de poner a cubierto a Victoria pegada a la pared, debajo de un balcon repleto de geranios.

Le di la espalda para protegerla, creyendo que así mi cuerpo sería como una muralla infranqueable... cuando ipso facto, vi una silueta salir despedida hacia delante desde mi flanco derecho...

Me giré totalmente alerta cando algo golpeó suavemente mi talón izquierdo... la simple imagen de aquello me desgarró el alma en mil pedazos, clavando millones de cuchillos en cada centímetro de mi cuerpo...aquello no podía ser verdad...la cabeza de mi amada victoria yacía pegada al talón de mi bota. Pálida, inexpresiva, con la mirada perdida en algún ultimo pensamiento que no acertaba a adivinar... Ni siquiera me lo podía creer... Arthur había acabado con mi unica razón de existir a un escaso metro de mi sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo...
Miré al frente y vi ahi su cuerpo inmóvil... con su vestido de color malva mancillado por su dulce sangre...

Un relampago de furia azotó mis pensamientos, y cerrélos ojos para aguzar el oído... lo sentía, lo oía, se acercaba...
Me di la vuelta raudo y di un puñetazo al aire, acertando de manera inexplicable en la cara del vampiro que acababa de asesinar a mi esposa.
Cayó de espaldas y me apresuré a abalanzarme sobre el... no era yo, sino una bestia mortífera y sedienta de sangre y venganza que no era capar de dejar de asestar puñetados en la cara de Arthur.

En un mínimo descuido, consiguió proyectarme sobre la pared lateral, produciendo un enorme estruendo al chocar mi cuerpo contra el enyesado y resquebrajándolo en pedazos.
ésta vez fué él quien se me echó encima y me inmovilizó, para mirarm a los ojos y decirme: "has visto lo que le he hecho a tu putita del infierno?, pues tranquilo, que te reunirás con ella en un momento, novato..."

Mis fuerzas se duplicaron, mis nervios se tensaron, y mis musculos incluso llegaron a romperse, cuando, de manera casi involuntaria, me incorporé y mordi la yugular de aquel bastardo, inconsciente en ese momento de que era sangre vampírica la que se deslizaba por mi garganta... seguramente mi sentencia de muerte...

Arthur quedó inmóvil, gritando y rugiendo como una bestia malherida, mientras mis colmillo seguían desgarrando su dura y fría piel.
Seguí bebiendo hasta que dejó de forcejear, debilitado como estaba, y me separé de su cuello, observando mi casi segura victoria.
No se movía apenas, y era incapaz de articular palabra, así que decidí acabar con mi venganza arrancándole de cuajo la cabeza con mis manos y aplastándola contra el suelo, haciéndo que su cerebro y dientes se esparciesen por el adoquinado de aquellas oscuras y solitarias calles.


Me levanté, mareado como estaba, y tambaleandome me acerqué al cuerpo de mi amada, el cual cargué sobre mis hombros, y recogiend su cabeza, me dispuse a darle sacro entierro.
Victoria hacía tiempo que había dejado de ser humana, per tendría su entierro... tendria su despedida digna, privada y para mi, infinitamente dolorosa...


La llevé hasta la antigua masía que habíamos ocupado durante un tiempo, sabedor de que ella doraba los jardínes repletos de rosas y calas que crecían en la parte oeste de la casa.
Y ahí procedí a su incineración...


No puedo decir que meimportase mi creciente sensación de malestar, ni mi visión borrosa, ni siquiera los temblores que poco a poco se adueñaban de mi cuerpo...
Ahora no era momento de pensar en mí... ese era mi ultimo momento con Victoria, mi Victoria... mi ángel, mi diosa... mi esposa...