27 de febrero de 2011

Capítulo 42 ["Chica Armageddon"]



6 DE ENERO DE 1931

La última semana ha sido como una primavera anticipada en medio de el frío invernal neoyorquino.
Tras lo acontecido en Fin de año no podía dejar de pensar en cómo de tenso sería el ambiente en el despacho. Henry me había cogido un gran cariño pero, obviamente, eso había sido antes del beso entre su hija y yo. Además delante de sus propias narices... ¡menos mal que el día uno era festivo!

El segundo día del año comenzó como casi siempre, con un madrugador Henry sentado en su silla de despacho, frente a un escritorio a rebosar de papeles y inscripciones en el registro civil, y su ya clásico folio garabateado con las tareas del día. Su eficiencia me sobrecogía en ocasiones, sobretodo cuando era yo quien tenía que obligarlo a marchar a casa tras más de 12 horas de trabajo. Yo no necesitaba descansar, él sí.

Entré en el despacho como siempre lo hacía, cargado de donuts y café caliente. Era una costumbre que había adoptado y que realmente hacía encantado, a fin de cuentas, si había aprendido algo a lo largo de estos años era que si quieres recibir sonrisas, era imprescindible regalarlas a bocajarro.
Esperaba encontrar a Amy ordenando algún fichero, o soñando con los ojos abiertos con viajes, nuevos horizontes que descubrir, o, más frecuentemente, con la nariz dentro de un enorme libro de contabilidad que pacientemente revisaba con el fin de no obviar ninguna transacción pasada. No obstante ella no estaba.
Henry se disculpó en su nombre, alegando una indisposición gástrica que le había impedido dormir la noche anterior. El buen hombre prometió que su hija recuperaría el día perdido en cuanto se recuperase, pero la verdad es que me molestaba más su ausencia, que su trabajo sin hacer.

Todo era menos tenso de lo que imaginaba, aunque podía palpar el miedo de mi contable a que en algún momento mis instintos vampíricos saliesen a la luz con su hija como objetivo. Decidí abordar el tema, sabedor que su educación y profesionalidad eran una barrera impenetrable a la hora de tratar ciertos temas.

-Henry, debe usted saber que pese a mi naturaleza, pese a lo que usted pueda creer saber de los míos... su hija está totalmente a salvo. No es la primera relación que tengo con una mortal, y debe usted saber que su hija me gusta de verdad. Mis intenciones son sinceras.

- Don Alberto, es usted un jefe generoso, y no dudo que sus intenciones sean puras, pero deberá entender que es mi hija. Me preocupo por ella. Usted ya ha sido aceptado en mi casa, como habrá podido observar, no obstante, si a Amy le pasase algo... no quiero ni imaginarlo.

- Lo comprendo, créame que lo entiendo más de lo que usted imagina. Sé lo que es perder a un ser querido, y desde hoy le juro por lo más sagrado que voy a cuidar de ella. No permitiría jamás que nada malo le sucediese. No puedo explicar con palabras qué siento por su hija... Lo siento, pero en un siglo de vida aún no he aprendido a describir lo que sentí la primera vez que la vi. O cómo no dejo de pensar en ella. O cómo ansío hacerla feliz.

- Espero de verdad que así sea. Amy es una chica frágil en cuanto aparta la razón de su timón. Sé que usted es buena persona. Pero sólo quiero advertirle que si en algún momento Amy sufre cualquier percance por causa de su compañía... tomaré las riendas del asunto, como padre. Como su padre.

- Estoy conforme. Usted sólo déjeme mostrarle que mis sentimientos hacia ella son sinceros. Lo demás quedará retratado por el tiempo.

- Confío en usted. Por cierto... si lo desea puede ir a visitarla a mi hogar. En el despacho está todo controlado. Y... llévele algo que la haga sonreír, no sé, tal vez uno de estos gruesos libros de finanzas... jajajaja ( Henry siempre bromeaba con que a su hija sólo le interesaba la economía, que ella solita podría levantar un imperio con la experiencia y el capital necesario).

Le guiñé un ojo, y me encaminé hacia la mejor floristería de la ciudad, decidido a comprarle el ramo de rosas blancas más perfumado de todo New York. Esa iba a ser mi broma personal... unas rosas para una "Rose". Quizá debía mejorar mi sentido del humor, pero estaba convencido de que le gustaría mi regalo.

Llegué al moderno edificio donde vivía mi pequeña contable. Me temblaba la voz mientras ensayaba mi excusa para tan inesperada visita. Finalmente había decidido regalarle una sola rosa, con la intención de sumar una más cada mes que ella estuviese a mi lado... Obviamente estaba deseando regalarle 500 rosas blancas, pero ese pequeño detalle era mejor omitirlo con el fin de no asustarla. Al fin y al cabo, no sabía que relación teníamos, o tendríamos.

El trayecto en ascensor me pareció durar horas. Estaba nervioso, aunque no dejaba de repetir para mis adentros : "tranquilo Alberto, le sacas más de cien años, no puede ser tan difícil". Lo era.

Llamé suavemente al timbre y al instante escuché los pasos de la señora Rose al aproximarse a mirar por la mirilla. Me abrió sonriente y dijo : "¡Alberto! ¡Qué alegría! llegas justo a tiempo para probar mis galletas caseras de chocolate." (Al contrario que su marido, la señora Rose me tuteaba desde el primer día, lo cual, dicho sea de paso, me resultaba reconfortante.)

Me hizo pasar al salón de té, mientras corría como un ratoncito nervioso a avisar a su hija de mi visita.

No pasaron ni dos minutos cuando Amy apareció por el pasillo, situado a mi derecha.
El sol de la mañana penetraba por las ventanas, acariciando su blanca piel y relejándose en una preciosa bata de seda blanca. El olor floral de sus cabellos no me resultaba difícil de percibir desde donde yo me encontraba, consiguiendo ponerme todavía más nervioso, y provocando que rompiese el extremo inferior del tallo de la rosa que le llevaba tímidamente.

Amy permaneció un segundo de pie frente a mi, mostrándome esa preciosa sonrisa que tantas veces había reproducido en mi imaginación en las últimas 48 horas. Me guiñó juguetonamente un ojo a la vez que dijo : "Vaya, que gentil, vienes a verme y me traes una rosa... sí Alberto, pillo perfectamente la bromita de turno". Rompió en una sonora carcajada y corrió a sentarse de un salto a mi lado en el sofá.

-Siento no haber podido acudir al despacho, te prometo que yo...

- Shhhhh (interrumpí apresuradamente), ya me lo ha contado todo tu padre. De hecho es él quién me ha permitido visitarte. Aunque no he accedido a traerte un libro de facturas como presente, tal y como él me ha sugerido. (Sonreí amablemente).

- Sí, típico de papá... tiene un humor muy...suyo. Por cierto, bonita rosa. ¡Huele genial!. Y es un detalle que hayas venido a visitarme, aunque insisto, no es para tanto, mañana ya estaré al pie del cañón. Lo prometo.

- olvídate ahora del trabajo, tú recuperate. Tómate tu tiempo. Tu padre y yo podemos hacer el trabajo por tí, aunque no sé si te gustará perderte mis próximos movimientos inmobiliarios... (decidí jugar a intrigarla, pero ella pareció no mostrar excesivo interés. Estaba más concentrada en oler su rosa.)


Almorzó una tostada con aceite y sal, quizá lo único que le sentaría bien dada su situación.
Charlamos durante dos horas sentados en aquel cómodo sofá de cuero marrón hasta que poco a poco el cansancio de la noche en vela fue haciendo mella en sus ojos, que se cerraban sin resistencia ante el abrazo de Morfeo.
La rodeé entre mis brazos, la tapé con una suave manta y le susurré al oído : "Amy, me encantas.. descansa. Acuéstate de nuevo. Mañana volveré a visitarte".

- Gracias por todo Alberto, prométeme que volverás.- dijo ella entre bostezos, abrazada a su flor, rodeada por mis brazos.

- Prometido. - me apresuré a susurrar. Y tras un beso en sus labios y otro en su frente, la cogí en brazos, la llevé a su cama, la acosté con la ayuda de su madre y regresé al mundo real.

5 DE ENERO DE 1931

Ya no tenía duda. Amy era lo que yo definía como "Chica Armageddon". Dicho de otro modo; aquella mujer tras la cual no existía nada, sólo el caos más rotundo y gélido.
Su gastroenteritis la había mantenido apartada tres días más del despacho y yo ya creía enloquecer.
Cada mañana, tras cerciorarme del beneplácito de Henry, acudía a visitarla. Cada día le llevaba un obsequio distinto, desde una pila de periódicos para que se mantuviese al día de lo que sucedía ahí afuera, hasta la más estúpida tontería como por ejemplo, un poema escrito por mi. No cabía duda : estaba enamorado de ella.

El día de reyes, tan tradicional en mi España natal, decidí celebrar su recuperación invitándola al teatro. En el Music Hall representaban Aída, una obra a la cual había podido asistir en primera persona su estreno oficial durante la inauguración del Canal de Suez. Le relaté todo cuanto aconteció el día del estreno mientras observaba la llama de la emoción y la curiosidad reflejarse en sus ojos. Sí, Amy era una chica mucho más culta, melómana y erudita que el resto de sus coetáneas. Eso me encantaba.

Tras la ópera, una antigua calesa nos llevó hasta el domicilio de los Rose.
La ayudé a bajar del carruaje, pagué al chófer, y me dispuse a darle las buenas noches aun siendo reacio a despedirme de ella tan pronto.

Un suavísimo beso en la comisura de los labios. Otro en la mejilla. Uno más en el cuello, acercándome hasta su lóbulo de la oreja, donde susurré: "te amo".
Me separé lentamente, disfrutando de su perfume, temeroso de su respuesta.
Amy me miró con una dulzura que jamás antes había imaginado en este mundo y me respondió: "y yo a tí, vida."
Un dulce y largo beso en los labios era lo que ponía fin a una noche mágica.

Esperé a que entrase en su portal y me encaminé a mi casa dando un tranquilo pero feliz paseo.

Me ama...


15 de febrero de 2011

Capitulo 41 [Ángeles, demonios y criaturas perecederas]


14 DE JULIO DE 1930

A veces la vida me resulta insoportable.
Esta mañana salí del piso franco con la férrea intención de cerrar un par de negocios. Un día tranquilo y apacible, repetía para mis adentros; al fin y al cabo Sonne ya había dejado de torturarse, de odiarse por considerarse maldita. Poco a poco parecía aceptar que lejos de ser la nuestra una estirpe nacida de Satán, éramos una forma de vida, si es que se le podía llamar así a nuestra existencia, diferente a la humana, pero al igual amparo de Dios, donde fuera que estuviese.

Al volver a mi domicilio tras nueve horas de baldío trabajo y aún más baldía búsqueda de inversiones me he tropezado de bruces con lo que pensé ya había subsanado : las ansias de muerte de Sonne. Ella ha decidido poner fin a su existencia, y estoy demasiado cansado de luchar contracorriente como para apenarme por ella. Ha sido su elección. Su voluntad.

Volveré a salir para alimentarme y trataré de meditar si quedarme en la ciudad o regresar a mis posesiones en Nueva York, una idea que lleva tiempo rondándome y que tal vez sea momento de dejar de aspirar para pasar a efectuar.

30 DE SEPTIEMBRE DE 1930

La ciudad parece otra. Pasear por las avenidas de Nueva York es sentirse en el futuro. Con el Empire State Building elevándose hacia el cielo, casi tocado por la mano de Dios. Con las tecnologías y avances de una época que no estaba destinado a conocer. Me alegra haber llegado hasta aquí, era un regreso que necesitaba y, a la vista de cómo han crecido mis ingresos, algo me dice que disfrutaré de mi estancia en la que sin duda parece la capital del mundo moderno.

El día nueve de este mes visioné la película animada "Dizzy Dishes", cuya protagonista es una provocativa y bien dibujada Betty Boop.
¡Ay papá! tú que siempre me decías que el mundo era justo aquello que teníamos ante nuestros ojos... Que jamás los ángeles tocarían la mano de los trabajadores, sino que era el esfuerzo y el trabajo en vida lo que dignificaba el paso al otro mundo...
Y mírame padre... Con 103 años y tanto poder y experiencia que podría sentirme ya del todo pleno. Pero no. Nadie se puede sentir pleno sin aquello que le da significado, y hoy ya no sé cual es la meta de estar "no muerto". Hoy sólo entiendo de negocios, sólo de pérdidas, sólo de años a mis espaldas.


1 DE NOVIEMBRE DE 1930

Pese a tener más de un siglo, sigo siendo un auténtico negado en materia de contabilidad y eso me obliga a contratar a alguien que se ocupe de mis finanzas. Podría mentirle acerca de mi naturaleza, pero ¿cómo sino justificaría tener posesiones desde hace 40 años siendo mi aspecto el de un joven de 19? No. Abogo por la sinceridad sabedor de que un buen fajo de Dólares puede convertir a la prostituta en Santa.

Henry Rose, ése y no otro es el nombre de mi contable. Un afable y simpático economista experto en la gestión de patrimonios de algunos de los mayores inversores de América. Para ser alguien que trabaja, y casi vive para los demás, tiene un excelente gusto por los pequeños placeres como la buena ropa, el buen vino y las comidas más exquisitas. Sí, nos llevaremos bien.
Al adquirir sus servicios, lo he hecho también de manera implícita de los servicios de su joven hija Amy.

¡Vaya por Dios! yo que pensaba que todo el mérito era suyo y resulta que la joven tiene casi más talento que su padre...
Como agradecimiento por la ardua tarea de poner algo de orden a mis caóticas cuentas, he decidido regalarles un par de atuendos. A él un traje a medida de la firma inglesa Ralph Lauren, mi favorita.
A ella, temeroso de poder dar lugar a malentendidos, le he hecho llegar una pulsera de perlas rosadas salvajes, que a buen seguro hará las delicias de una joven tan integrada en la alta sociedad Neoyorquina. Algo discreto para una chica aparentemente discreta, aunque ya no me fíe de las apariencias, que tan a menudo me han jugado malas pasadas.


31 DE DICIEMBRE DE 1930

Otro final de año más en mi haber. No lo hubiese celebrado de no ser por la generosa e insistente invitación de la familia Rose que, eso sí, han tenido el detalle de decirme que acuda ya cenado al evento. Henry parecía deseoso de darme a probar su Wiskhy de malta de importación, de modo que de camino he decidido comprar una caja de "Macarons", el dulce francés preferido de Amy.

Siento miedo. Sentirme atraído por una chica así es peligroso para lo poco que queda de mi alma. Me he llevado ya demasiados golpes por amor. Primero Victoria, después Sonya...
Pero no puedo evitarlo. Amy Rose...

Una joven de veinte años. Morena, de pelo brillante y perfume a jazmín. Poseedora de unos enormes ojos color café y una sonrisa arrebatadora custodiada por los pómulos más perfectos que jamás tuve la suerte de observar. Menuda, de no excesivo pecho y con unas sensuales caderas que evito a toda costa admirar por respeto a ella y a su padre...

Dios ¿qué me está pasando? Esto no debía suceder. No más faldas, esa era mi intención.
Por suerte ella no parece estar interesada por mí. Hay otro chico. Eso me pondrá las cosas más fáciles a la hora de obviar mis pensamientos.

Cuando llegué a la casa pude observar en primera persona los vestigios de una tradición católica europea en forma de decoración navideña. Era de pronto como llegar a algo que yo hacía casi un siglo que no tenía : un hogar familiar.

La Sra. Rose había cocinado a conciencia, desconocedora de que su invitado no solía consumir nada sólido. Decidí entonces degustar al menos cada uno de los platos, y acto seguido alegaría estar saciado.

Así fué. Y tras la cena llegó la hora de despedir el año. Una despedida que a mí me evocaba un nuevo comienzo. Una nueva vida.
A las 00:00 Henry estrechaba mi mano sonriente. A las 00:01 la Sra. Rose besaba mis mejillas mientras me daba suaves palmaditas en el hombro. A las 00:01:50' mis labios acariciaban los de Amy.

No sé quién besó a quién, ni siquiera de dónde apareció el valor que llevaba horas callando en mi interior. Sólo sé que el mundo se paró en ese preciso instante.
Veinte segundos después me sentía mareado, como si me hubiesen echado de una patada de un tren en marcha. Mis ojos continuaban cerrados con fuerza, mis manos se aferraban a las caderas de la preciosa joven sin saber cómo diantres habían llegado hasta ahí, y su suave y dulce voz llegó a mis oídos para regalarme un: "Felíz año nuevo... y gracias por este beso."

6 de agosto de 2009

Capitulo 40


16 DE JULIO DE 1930 (II)

No había tiempo para dialogar, ni para presentarnos, simplemente ambos sabíamos que teníamos que aunar nuestras fuerzas para acabar con ese animal sádico que en estos momentos era Letterman...

Ella se defendía como podía de sus embestidas, esquivando a derecha e izquierda sus acometidas, que más que las de un cazador experimentado, recordaban a las de un elefante furioso.
Quizás ese había sido su primer error, no mantener la cabeza fría ante el enemigo podía llegar a costarte la vida, aun encontrándote en clara ventaja. Por un momento, todos los conocimientos que me transmitió el maestro Kurosawa vinieron a mi como un súbito escalofrío...

Corrí hacia uno de los bancos de madrea y bronce del parque, y arranque una de las patas. Un fornido y macizo trozo de acero que, sostenido entre mis frías manos, haría el efecto de una espada, o un garrote.

Me gire, y observe que la joven estaba casi exhausta. No era de extrañar, teniendo en cuenta la diferencia de tamaños de ambos oponentes.

De un enorme salto, casi como si levitase, me abalance sobre la espalda de Letterman, dispuesto a desviar su atención hasta que mi joven aliada pudiera recobrar el aliento.
Ambos rodamos por el empedrado varios metros, con tan mala fortuna, de que yo quede expuesto bajo del despiadado vampiro holandés.

Letterman golpeaba enfurecido mi rostro. Sus fríos y enormes puños causaban estragos cada vez que sus nudillos encontraban mi cara. Yo trataba de deshacerme de el. De escabullirme de aquella posición de clara desventaja. Pero me resultaba imposible. Era evidente que esperaba la intervención de la chica. Aunque a estas alturas, y con un campo de visión tan pobre, no sabia si aun estaba ahí, si todavía estaría dispuesta a acabar con esa bestia sangrienta.

No era capaz de concentrarme para oír sus latidos, que por otra parte eran ahora los únicos de toda la plaza.
Simplemente, no podía. Por mis orificios nasales empezaba a fluir sangre. Había cortes superficiales en mis mejillas. Letterman no era como los otros vampiros a los que me había enfrentado, ni mucho menos.

Un golpe seco, de pronto mi enemigo desvió su atención de mi, se giro, ahí lo tenia, segundo error...
Alce mi puño y de un golpe sordo logre quitármelo de encima. Bien por mi, ahora a por el...
Vi a la joven hundir su daga en el corazón del vampiro, como si eso fuera a servir para algo, pensé para mi mismo.

Recupere mi garrote improvisado, corrí velozmente hacia Letterman, y de un empujón rápido y seco, lo atravesé a la altura del abdomen. Golpe inútil, si, pero me permitiría arrebatarle la daga a mi ahora aterrorizada amiga, y degollarlo.

Así fue, todo perfecto, salvo un detalle... a veces el animal muere matando, como el escorpión, y Letterman, antes de morir, había conseguido morderla...

La observe con angustia. Estaba herida, estaba perdida.
Ella se desmayo, cayo al suelo presa de un sopor que yo conocía perfectamente. Nuestro virus, el mismo que años atrás me había convertido a mi, el de Victoria, corría ahora libremente por su torrente sanguíneo... y ya no había nada que pudiera hacer.

Maldije a voz en grito su suerte. Otra vampira. Otra victima que no había podido elegir...

Incinere el cuerpo de Letterman con los trozos de madera de los bancos del parque. Para cuando lo encontrasen, solo seria un montón de hollín y huesos quemados.

Me acerque a la extraña invitada a tan macabra batalla, la recogí entre mis brazos, y salí corriendo. Entre las sombras, como siempre había hecho, como tan bien sabia hacer.





17 DE JULIO DE 1930

No es capaz de hablar, solo de susurrar palabras sin sentido. Ahora mismo, una dosis de sangre la mataría, pero una ración de alimentos mortales también. Tiene hambre, lo percibo, pero el cambio aun no es efectivo.

Solo puedo tenerla atada de pies y manos, y esperar a que todo acabe el tercer día.
Esta noche saldré a cazar algunos animales domésticos, para que en el momento mismo en el que acabe el proceso de transformación, tenga algo que llevarse a la boca.




19 DE JULIO DE 1930

Hoy ha despertado cambiada.
Sus ojos son del color que menos deberían ser... azul aguamarina.
Esto es una prueba inequívoca de que ya ha acabado todo.

Al ver a los gatos y perros que le traje se ha abalanzado sobre ellos. No h dejado ni una sola gota de sangre en sus aun calientes cadáveres.
Acto seguido, me ha mirado, con una expresión de pavor, de culpa, y ha roto en llanto.

Pobre chica, jamás volver a ser una mujer normal. Nunca envejecerá, ni podrá conocer el gozo de tener un hijo, o un nieto...Esto son cosas que solo valoras de verdad cuando llevas mas de un siglo por el mundo, vagando sin nombre ni causa.




20 DE JULIO DE 1930

Se llamaba Sonne.
Era una caza vampiros contratada por la iglesia para seguirme, conocedores de ese secreto a voces... que Letterman me buscaría para darme muerte.

Su misión era acabar con el bastardo holandés y ya de paso, conmigo.
Ella era descendiente de una larga estirpe de cazadores de vampiros. Su condición de hija única le había llevado a asumir el testigo, ya que carecían de un varón que lo desempeñase.

Hacia cinco años que su familia había muerto en una emboscada. Ninguno de ellos había sido convertido, ya que los autores se aseguraron de decapitarlos una vez habían bebido su sangre.

Sonne estaba sola. Completamente sola en este maldito y cruel mundo. Bueno, casi sola. Ahora me tenía a mí para guiarla y enseñarle los fundamentos básicos del vampirismo.
No obstante, al contarme su historia entendí su reacción tras beber la sangre de los gatos.
La cazadora cazada, por así decirlo. De caza vampiros a vampiro. La crisis de identidad y de valores era más que evidente.
Se había convertido en aquello que más había odiado toda su vida, y especialmente tras la masacre sufrida por su familia...

Ahora se mostraba mas serena que en el día predecesor, no obstante, tenia miles de preguntas por responder, y yo era su único nexo de unión entre lo que había sido, lo que era, y lo que estaba a punto de ser...

12 de julio de 2009

Capitulo 39


4 DE ENERO DE 1930


Planas llego a mi casa a las seis de la mañana. Estaba alterado, nervioso, como si la peor de las noticias hubiese estallado entre sus manos.

El lo había intentado, me juro mil y una veces que había hecho todo lo posible para conseguirnos el respaldo del clero. Pero como suele pasar en estos casos, pesaban mas los prejuicios y el orgullo, que la propia supervivencia.

Habían rechazado la colaboración con lo que ellos consideraban como demonios. Hijos de Lucifer nos llamaron…


Y claro esta, esta negativa nos volvía a poner en el blanco de la iglesia, solo que esta vez ellos contaban con una cantidad de información colosal acerca de nuestras identidades y domicilios.

Ese mismo censo que meses atrás nos indultaría del acoso de los cazadores, ahora mismo era un billete al otro mundo.

Al padre Planas lo apartaron del caso. Entendieron que había sido influenciado por nuestros cantos de sirena, y solamente entorpecería la misión de destruir todo rasgo demoniaco en España.

El mismísimo Vaticano había dado la orden, y eso, para el clero era palabra de Dios.

No obstante y a pesar de todo, no era eso lo que mas me preocupaba, sino el hecho de que a partir de ahora, tendría que cubrir mis espaldas, ya que cualquier desconocido que caminase en mi misma dirección estaba bajo sospecha de ser un cazador.


Yo en ocasiones aun me sigo sorprendiendo de la estupidez de la raza humana. De su impávida ignorancia. Se estaba librando una guerra silenciosa a su alrededor, y ellos eran incapaces de percibir la eterna batalla entre iglesia y progreso. Porque puede que nosotros seamos malditos, pero al fin y al cabo, somos una especie mucho más evolucionada genética e intelectualmente que los humanos.



20 DE MARZO DE 1930


Hay algo extraño en todo esto. Planas se ha comprometido a descubrir que cazador le había sido encomendada mi muerte, para así poder convertirlo en el cazador cazado.

Lo ultimo que supe del cura es que el Vaticano lo había amenazado con excomulgarlo si seguía con su estupido empeño en ayudarnos.

Además, vuelvo a sentir una presencia muy familiar a mi alrededor.

No esta sola, viene acompañada por alguien muy poderoso. Percibo mucho odio en cada uno de sus movimientos.

Estoy casi seguro al cien por cien de que es ella. Pero, ¿Por qué ha vuelto?, ¿Qué hace aquí? La creía en Francia, con su nuevo amante.

Parece que haga lo que haga, el destino siempre se vuelve a cruzar en mi camino…



1 DE JUNIO DE 1930


Efectivamente mis sospechas se confirman. Sonya esta en Madrid.

Y, aun no se muy bien porque, Letterman la acompaña.

Parece que ese bastardo quiere utilizarla como cebo, pero la pregunta es,

¿Por qué se ha prestado ella a esta traición?

Sonya, aquella chica maltratada por su conversor, aquel ángel de música que con su dulce

voz había enamorado a propios y extraños. Aquella chica que poco a poco se convirtió en

una experta en la manipulación, la extorsión, en el engaño, y en pisar a todo y todos

con el fin ultimo de conseguir cuanto desea. Sonya, aquella vampira a la que tanto quise, y que tan feliz me hizo en ocasiones.


Ahora debía controlarme para no caer en su trampa. La chica que me perseguía ya no era la Sonya que una vez quise, sino un enemigo mas.

Debería mentalizarme de esto si no quería que mis fuerzas y mi convicción flaqueasen.

En cuanto a Letterman… me hubiese gustado contar con el apoyo del clero, con sus expertos cazadores de vampiros, pero por desgracia, debería enfrentarme solo contra el.

Así las cosas, debía idear un plan de ataque y defensa viable.



16 DE JULIO DE 1930


Entre en una calleja de la zona más humilde, por no decir pobre, de Madrid, en busca de algún animal que echarme a la boca.

Sabia que me seguían, que estaban encima de mi, ocultos entre las sombras y portales.

No era estupido, había elegido salir a cazar por esas calles porque son las menos concurridas de la ciudad. Porque evidentemente, no suscitaría tanta curiosidad una pelea entre inmortales en un lugar así, y porque en el caso de que hubiese algún testigo, abandonaría mi vegetariana dieta animal, y haría una pequeña excepción con ellos.


Estaba junto en el centro de una replaza adoquinada, iluminada solo por tres toscas farolas de color negro.

Una sombra salio de entre los arbustos de mi derecha. Era bajita, femenina, delicada en sus pasos, como si de una bailarina de ballet se tratase… era Sonya.

Al instante otra sombra, mucho más grande, más incluso que yo, ya que me sacaba alrededor de tres o cuatro cabezas, cruzo un arco de medio punto que daba acceso a la replaza.

Pero aquí fallaba algo, no me salían las cuentas.

¿Como podía ser que percibiese tres canales de pensamientos centrados en mí, y en cambio únicamente estuviesen Sonya y Letterman?


No hablaron. Ni siquiera Sonya me dedico una palabra. Fue como si dos leones acechasen a su presa. No querían jugar, no querían dramatizar, no deseaban darme margen de maniobra.

Seguían acercándose, cada vez mas deprisa, hasta desembocar en un caminar apresurado que, de haber sido mas grande la plaza, les hubiese hecho correr.


Letterman, a apenas dos metros de mi, saco del interior de su chaqueta una daga y pareció meditar por un momento donde me la clavaría primero.

Sonya en cambio no parecía tan decidida a atacar. Al parecer el pacto tenía como fin encontrarme y atraerme, no atacarme. No parecía dispuesta a dañarme directamente, pero antes de que pudiese darme cuenta me había agarrado fuertemente de las muñecas desde mi espalda, tratando de inmovilizarme y facilitarle así a su jefe el ataque.


El líder de los vampiros conservadores estaba frente a mí, preparándose para clavarme la daga en el pecho, deseoso de torturarme, con los ojos inyectados en sangre como un animal carroñero que encuentra a su presa desvalida…

Sentí como la hoja del arma blanca cortaba mi piel, músculos, y rozaba las costillas, avanzando sin consideración através de mi interior.


Dolió, pero no lo suficiente…

Algo me inquieto. La tercera presencia estaba detrás de mi, tal vez, si pudiese girar la cabeza alcanzaría a verla…

De repente escuche un golpe seco contra en suelo, como si una pelota de balompié hubiese caído a mi lado. Percibí un férreo olor a mis pies. ¿Podría eso ser sangre?

La manos de Sonya dejaron de aferrar mis muñecas, y un instante después, su cuerpo decapitado cayo tras de mi.


Letterman estaba petrificado. Tan desconcertado como yo, con su daga aun en el pecho.

Saco su arma de mi cuerpo y concentro ahora su ataque en la persona que había matado a Sonya.

Me aparte velozmente, mas en busca de respuestas que como maniobra de evasión.

Y lo que mis ojos vieron fue una dulce cría de apenas 18 años, de baja estatura, pelo rubio, del color de la paja, y enormes ojo marrones.


Una cría que, pese a las primeras impresiones, desprendía un halo de frialdad, de sed de sangre…

Ella era quien me había estado siguiendo estas ultimas semanas, mas aun desde que Sonya y Letterman habían llegado a la ciudad…

14 de junio de 2009

Capitulo 38


4 DE JUNIO DE 1929

Sabia que iba tras mis pasos.
Practicamente podía escuchar sus pensamientos. "Matar, matar, matar al vampiro".

Torcí a la derecha, en dirección a una de las calles mas glamourosas de aquel nuevo y deslumbrante Madrid con la esperanza de que tan solo fueran imaginaciones mías.

Mire hacia los balcones mas próximo a mi situación, y de un magistral salto me escondí tras las gruesas y bajas columnas de mármol negro que formaban la baranda del balcón del primer piso.

Aguarde mirando entre las columnas, atento a cualquier movimiento de mi perseguidor. Consciente de que haría acto de presencia en cualquier momento.

Ahí estaba. Desde mi Posición podía observar perfectamente a un joven de apenas 25 años, vestido de sacerdote y con una ballesta de roble entre las manos. Se apreciaba perfectamente una daga colgando de su cinturón.
No había duda, era un cazador de la iglesia.

Resultaba paradójico que precisamente me buscase a mi, el "líder" de los progresistas. El vampiro que estaba en busca y captura por sus semejantes mas conservadores, por defender la utópica coexisencia entre humanos, iglesia y vampiros.

Pero supongo que eso, a los católicos les daba igual. Simplemente seria una muesca mas en su culata. Un vampiro menos por el que temer...

Espere a que pasase de largo mi posición y salte tras el con la idea de sorprenderlo. No quería hacerle daño. Mis años de sangre e ira ya habían pasado a mejor vida. Solo quería hacerle ver que seguía al vampiro equivocado.

En menos de un segundo estaba detrás del sacerdote, que se giro con reflejos inusitados en un simple humano, y clavo una de las flechas de la ballesta en mi hombro. Buscaba mi corazón, pero erro... Y de haber querido ese hubiese sido su mayor error.

- Padre, me temo que eso no funciona con los nuestros.

- Criatura del demonio, no te acerques, o atravesare tu oscuro corazón con las flechas de agua bendita.

-Padre, le acabo de decir, que eso no funciona con nosotros... Y permitame añadir, que no estoy interesado en matarle. Quiero que hablemos.

-Y El Señor dijo: no escuchéis a la serpiente pues...

-!Padre, maldita sea! No voy a matarle, esta siguiendo al vampiro equivocado. Mi nombre es Alberto Ferrer, y lo crea o no, tenemos un enemigo común... Soy perseguido, junto con otros pocos mas, por mi propia especie, por proclamar públicamente la posibilidad de vivir alimentándonos con sangre animal, por querer coexistir con la especie humana... ¿De verdad me considera un peligro?, sea sensato Padre...

-¿como se q no me estas mintiendo, demonio?

-Lo primero, no soy un demonio, y lo segundo, esta a punto de comprobarlo...


Rápidamente me abalance sobre el, despojándolo de su daga, y salte por encima de su lozano cuerpo tendido en el suelo, inmóvil, asustado.
Corrí dirección Oeste, y una enorme sombra apareció de la nada, acercándome velozmente a mi.
Era uno de ellos. Letterman había mandado a alguno de sus acólitos para que siguiese al cura.

Blandí la daga ante mis ojos, y en un par de pestañeos, había acabado todo...
La cabeza del vampiro rodó dirección al cura, que asombrado, observo como yo, su objetivo, le acababa de salvar la vida, de una forma mucho mas efectiva de lo que su querida iglesia podría haber hecho jamas...


-Padre, este sitio no es seguro, acompañeme por favor, se lo explicare todo.


Llegamos a mi hogar. Le prepare un café italiano con la finalidad de que aparcase por un momento sus prejuicios, y se abriese a lo que estaba a punto de contarle.

Pasaron horas, y el sol ya despuntaba cuando el Padre Santiago Planas abandono mi morada, convencido de que debía transmitir todo lo que había escuchado esa noche de mis labios a sus superiores.
Había una guerra que la mismísima iglesia desconocía, y ahora, gracias a mi, estarían preparados para lo peor.




28 DE JULIO DE 1928

El Padre Planas me visito temprano, en torno a las 7 de la mañana. Traía consigo malas noticias. El Vaticano había desestimado su petición de colaborar conmigo. Me consideraban peligroso y demoniaco. No obstante, el discrepaba, y estaba dispuesto a desobedecer las ordenes del mismísimo Santo Padre si fuera necesario, con tal de evitar un daño mayor.

Me advirtió de que nuestra "relación" seria secreta. Nadie podía averiguar que un sacerdote y un vampiro estaban colaborando contra los mas radicales de mi especia, y en cierto modo, también de la suya.

Santiago Planas era un hombre joven, de 24 años. Huérfano desde los dos años, los Franciscanos se habían ocupado de su educción y manutención desde entonces.
Era un devoto creyente, y eso le había servido para alcanzar un gran respeto entre los suyos, a pesar de su evidente juventud.

Su pelo corto, moreno y su cara de bondad, ocultaban a un novato cazador de vampiros con sed de limpieza. No importaba como, pero confiaba en mi. Sabia que nos necesitábamos mutuamente, y que teníamos mas posibilidades de éxito aliados, que enfrentados.

Su cara mostraba una palpable preocupación por la negativa de sus superiores a una alianza con los mios. Era lógico, aunque me había ganado su confianza, su mirada seguía mostrando un cierto grado de rechazo hacia mi condición. Sabia que no le gustaba lo mas mínimo. Pero aun así, confiaba en el, y el confiaba en mi.

Escribí en unos folios todo lo que sabia de Letterman y los suyos. Sus planes, que, aunque supuestamente secretos, corrían como un rumor entre las ciudades europeas con mayor índice de vampirismo.

Metí la carta en un sobre y se la entregue a Planas. Era el principio de nuestra autentica alianza. Ahora el conocía mi total compromiso a la causa, y lo que era mas importante, sabia todo lo que necesitaba por el momento de Letterman.

Nos despedimos, no sin antes invitarle a otro café italiano, y tener que sufrir su rueda de preguntas acerca de mi pasado. Yo sabia que no podía contárselo todo, pero al menos, podía hacerle ver mi cambio interior.

6 DE SEPTIEMBRE DE 1929

Nos reunimos en un viejo teatro que recientemente había adquirido. Debíamos tratar de acordar una estrategia que exaltase nuestras fortalezas, en detrimento de nuestra mayor debilidad, nuestra inferioridad numérica.

Les conté absolutamente todo, desde mis métodos en la Guerra del Sahara, hasta mi reciente relación con el Padre Planas.
Les dije que Santiago Planas no iba a darnos caza, que para ello me había encargado una especie de censo vampírico. Para no debilitarnos.

Todos se mostraron recelosos ante la posibilidad de que la iglesia nadase en nuestra misma dirección, pero una vez mas, y aun no se porque demonios lo siguen haciendo, confiaron en mi...

Ahora solo queda transmitirle nuestras estrategias al cura, e intercambiar informaciones.

Ahora, solo queda esperar...

31 de mayo de 2009

Capitulo 37


5 DE FEBRERO DE 1929

No aguantaba ni un minuto mas en esa sala, atestada de vampiros que, como yo, habían sido convocados para votar por un líder.
Ni siquiera sabia que para eso era la reunión. De haberlo sabido, jamas hubiese ido.

Lettermann, holandés de nacimiento ponía énfasis en la necesidad de que le otorgasen poderes para erradicar a lo que el denominaba como "vampiros libertinos", que no era nada mas ni nada menos, que el grupo en el que a mi se me podría colocar.
Estaba absolutamente en contra de que, lejos de beber sangre humana y sembrar el dominio que antaño habíamos tenido sobre los humanos de una forma lenta y sigilosa, algunos nos dedicásemos a pintar, leer, componer música, y como detonante, a alimentarnos de animales.

Aseguraba que esto traería la aniquilación de la especie, que no debíamos avergonzarnos de lo que eramos, sino fortalecernos y una vez mas, hacer uso de nuestras habilidades, nuestra inmoralidad, y nuestra supremacía para dominar a los humanos, simple ganado.

No pude sino dar un sonoro puñetazo sobre la mesa, levantarme, y echarle en cara que el hecho de ser vampiros no nos daba derecho a dañar a los humanos, seres efectivamente mas débiles y caducos que nosotros, pero poseedores de las mas grandes ideas e inspiraciones, esas que nosotros dificilmente podríamos llegara concebir, porque la genialidad nace precisamente del conocimiento de que nada es eterno, de que algún día la muerte se los llevara, y la vida colocara a otro para ocupar su vacante.

Un sector del conclave se puso de pie, me aplaudió y vitorearon por defender una idea tan progresista, o debería decir "progresista".
Pero un sector mucho mayor, integrado por vampiros de mas edad, cuya única razón de que aun estuviesen entre nosotros es que desertaron de las guerras del Sahara, comenzaron a blasfemar y amenazarme de que mis palabras serian para mi como una daga, una daga que acataría rebanandome el cuello.

Lettermann se regocijo en su aparente victoria, sabedor del conservadurismo de los mas antiguos.
Su "propaganda" electoral consistía en la dictatorial campaña que tras acabar con la vida de esos libre pensadores entre los que me encontraba, alistarían al estamento que mas problemas sin duda nos ha dado desde su creación: la iglesia.

Perseguidos como demonios, el vaticano hacia años que había puesto en practica la contratación de sacerdotes y hombres de Dios que nos buscaban, perseguían y mataban. Yo por suerte jamas me encontré cara a cara con ninguno, y si lo hice, supongo que se apiadaría de mi. Aunque siempre cabe la posibilidad de que la piedad fuera para si mismo, sabedor de que en combate cuerpo a cuerpo tendría muy pocas posibilidades de supervivencia contra "el que destrono a Aramath".

El conclave se ha post puesto hasta dentro de cuatro días, y la verdad es que al menos así podre visitar la ciudad de Amsterdam.



9 DE FEBRERO DE 1929

Me propusieron a mi como candidato a la posición, sabedores de que ambos representamos un claro ejemplo de ambos bandos.
Al final de la votación el resultado fue reñido y en algunos momentos incluso violento.
Un total de 136 votos para Lettermann contra los votos de los 127 vampiros que creyeron en mi.

Su victoria pone mi cabeza en serio peligro, así que he abandonado rápidamente los Países Bajos con la intención de regresar a Madrid, donde nadie sabe en que localización exacta se encuentra mi refugio.
Cuan inocente fui al pensar que tras Aramath, los vampiros tendríamos libertad para existir. Desconocía sin duda a Wesley Lettermann, porque si el primero fue emperador, el segundo es dictador.


6 DE MAYO DE 1929

A modo de sociedad secreta se ha empezado a forjar entre los progresistas un ejercito de pensadores, filósofos y guerreros dispuestos a defendernos de los conservadores y, en ultima instancia, a acabar con ellos.

Nos hacemos llamar "La sociedad de la Llave", pues esa es nuestra arma principal, la llave del conocimiento, de la devolución, de la razón.
Así es como deseamos tener el control, si es que es necesario un control, claro...
Nuestro objetivo primordial es que aquellos vampiros indecisos entiendan que una coexistencia con los humanos es mas que posible, que de hecho, es saludable para ambas razas. Nosotros tenemos toda la eternidad para ejecutar sus ideas y sus sueños, pero al ver pasar los años como quien ve pasar las semanas, tendemos a no soñar, a no mirar mas allá, y muchas veces cuando lo conseguimos, nos encontramos contra un muro infranqueable como es la iglesia cristiana.

No obstante, podemos convivir todos, vampiros, humanos e iglesia. Respetar nuestras posturas sin tratar de amenazarlas es algo posible. Es algo por lo que luchar...

25 de mayo de 2009

Captulo 36


25 DE OCTUBRE DE 1928

Me han hecho falta dos largos años para asimilar todos los cambios acontecidos desde mi letargo hasta mi despertar.

Una guerra, que de tan sangrienta fue llamada Mundial, el uso libre de aquel invento que yo ya disfrutaba años atrás, el teléfono, y la irrupción de los vehículos de cuatro ruedas en las vidas de los humanos, la proyección de imagenes en una gran lona blanca a modo de pantalla, con sonido en tiempo real y con actores que ahora si, estudiaban para convertirse en tales...

Ni que decir tiene que mi hedonismo y curiosidad me ha hecho adquirir un automóvil, un nuevo teléfono y una espaciosa casa con vistas a la Cibeles...

Si, Madrid ha sido mi destino, después de tantos años. Lo planee antes de dormirme, y lo he cumplido 28 años después.

Los tiempos cambian, pero la plebe sigue siendo como en la antigua Roma... "Dadles violencia, espectáculo, y el pueblo sera vuestro, mi caesar..." dijo una vez Cayo.
Pues bien, el circo romano del siglo XX es el fútbol. Un deporte que ha despertado en mi cierta curiosidad por lo simple de sus normas y su ejecución, pero también por los sentimientos que despierta.
Ser de un equipo significa mucho mas que seguir a unos colores, es casi una religión...Y yo que creía haber visto ya suficientes barbaridades derivadas de la devoción...


30 DE OCTUBRE DE 1928

He recorrido Madrid con mi Bólido, consciente de que sus miradas se clavaban en mi, creyendo inútilmente que era uno de esos esnobs adinerados que proliferan en estos tiempos.
Su envidia me ha herido el alma, si es que tengo aun...

Pare en el paseo de La Castellana a adquirir unos trajes acordes con las modas actuales para caballero, que por cierto, apenas han cambiado en casi treinta años, y acto seguido, me he dirigido a un criadero d animales del extrarradio, ya se sabe, no solo de lujos vive el vampiro...

Me jure a mi mismo no alimentarme de humanos, y aunque tuve que hacer excepciones, trato de seguir el plan. Mi espíritu sera sanado por medio del auto control y la templanza.

En Grecia la describieron como la mas grande de las virtudes, la templanza... y aun no he conseguido ni saber que significa, ni alcanzarla... Todos somos animales después de todo, solo que disfrazamos nuestras vanidades y defectos con caros perfumes y ornamentados trajes.


Me alegro fundamentalmente de un cambio en esta sociedad. La mujer ya no es un complemento mas que el hombre luce orgulloso, sino que ahora piensa, habla, se rebela, es alguien, y no algo. Por fin parece que la igualdad empieza a asomar la cabeza en un mundo dominado por hombres, por los machos Alpha que tanto tiempo han dominado el mundo, y mas particularmente , los hogares... aunque mucho me temo que aun queda un largo camino para alcanzar dicha utopía...

14 de mayo de 2009

Capitulo 35


4 DE OCTUBRE DE 1926

Abrí los ojos lentamente.
y nada de lo que recordaba estaba ante mi...

Tenia la sensacion de haber estado suspendido, ausente, durante unos minutos.
Pero...¿donde estaba ahora?.

Jean apareció de entre la penumbra de la derecha de aquella oscura habitación blanca, sin apenas muebles ni elementos decorativos. Solo una cama sobre la que yacía tendido y un gran armario de ébano colocado enfrente.

-No te preocupes Alberto, todo esta bien.
- ¿Que es lo que esta bien?, ¿donde diablos estoy? ¿Que ha pasado?

Mi nerviosismo quedaba patente en cada palabra que conseguía articular mientras mirada a un lado y a otro de la estancia, sin apenas prestar atención a Jean.

- Hiciste algo que muy pocos de los nuestros han conseguido. Has dormido durante veintiséis años, impasible al paso del tiempo.

- Debe de ser una broma Jean, ¡ no puede ser !
- No imaginas lo que pensamos al verte en ese estado, preocupados porque no aparecías por ningún lado. Nosotros te encontramos, te protegimos, te escondimos aquí hasta que llegase el momento de tu regreso. Pero, disculpa mis modales, debes estar hambriento...

- Si, tengo hambre, no lo niego...
- Si eres tan amable de acompañarme, tenemos sangre de infante para cenar.

Me levante con la ayuda de Jean y, apoyado en su hombro me dirigí escaleras abajo hacia lo que debía ser la sala de estar.
Igual de tosca y descuidada como el dormitorio donde sabe Dios cuanto tiempo estuve inconsciente, podía intuir que aquellos vampiros plebeyos carecían de todo atisbo de gusto y clase para decorar una casa que, si bien no sabia su tamaño exacto, se intuía espaciosa e imponente.

- Espero que no te moleste Alberto, pero mi compañera y yo tomamos parte de tu dinero durante estos años para poder costearnos un alojamiento y algo de ropa decente.
-¿Compañera? veo que no has perdido el tiempo Jean...

Trate de sonar gracioso, pero el humor nunca fue mi fuerte...

-Y bien, ¿cuando conoceré a la señora de Philippe?
-En unos momentos mi buen amigo.

Desde la puerta pude reconocer se olor, esos pasos sobre la madera de cedro del suelo, ese aura de ángel caído que envolvía cada habitación donde ella se encontraba, y que tanto hacia que no me envolvía.


-Sonya...
- ¿La conoces?
- Demasiado...

- ¡Oh la la! ¡eso es maravilloso, pensé que te incomodaría la presencia de una desconocida mon amie!
- De desconocida tiene poco... si ella no te ha contado nada, no seré yo quien lo haga ahora, pero si me disculpas... me voy a buscarme mi propio sustento.

No le di tiempo ni siquiera a acercarse a mi, ni a musitar un "hola".
No quería nada suyo, al fin y al cabo ella me engaño con Vezzi, y parecía que la vida, cual broma macabra y de extremadamente mal gusto, la había vuelto a colocar en mi camino...

Sali a cazar, pese a mis notables impedimentos y debilidad, y esa noche la rabia y el rencor me convirtieron en una bestia salvaje ( la prensa parisina definió los asesinatos como obra de algún lobo o animal salvaje de gran tamaño).

Decidí no volver nunca mas a esa casa, ni siquiera para recuperar mis objetos personales. Tan solo me lleve conmigo mis diarios, el resto era todo suyo, al igual que Sonya...


Solamente desaparecí para ellos, a pesar de percibir los pensamientos de la vampira pidiendome que volviese, que la perdonara por todo, que me quería... simplemente no regrese jamas a esa casa...

10 de mayo de 2009

Capitulo 34


20 DE DICIEMBRE DE 1899

A pocos días para el fin del siglo, parece que los días vividos se diluyan en mi recuerdo.

Victoria vino anoche a mi cabeza... tanto amor, tanta pasión, y tanto dolor.
También Sonya tuvo su minuto de gloria en mi larga y agitada noche... pero de ella será mejor no hablar.

París, que bella ciudad, cuantas vivencias y cuantas presas de las que dar cuenta...

Ha llegado a mi manos un libro de Freud... habla sobre el tratamiento del alma.
Quizás a estas alturas ya empiece a necesitarlo...curar mi alma de heridas y desgracias.De dolores que ninguna medicina curaría, y que ni siquiera un ser inmortal, sobrehumano, puede ignorar.


19 DE ENERO DE 1900

Jean me ha explicado durante una reunión cordial en mi casa aquello que ya me explicó por carta días antes de regresar a París.

Yo que pensaba enfrentarme a algún dictador vampírico, alguna caza de brujas de la siempre molesta iglesia católica, o vete a saber que...
Nada mas alejado de la realidad... París estaba siendo invadida si, pero de un nuevo pensamiento.
De una nueva forma mas bohemia de ver el mundo. Ahora el arte, la música, la poesía, las ideas, podrían cambiar un país en tan solo unas horas. ¿Que hay de malo en éso?

Oh mi joven amigo... te queda tanto por ver y aprender... Nunca un cambio filosófico ha sido negativo, todo lo contrario. La mente necesita expandirse cual universo, en constante crecimiento... aunque ello conlleve que muchos de los pilares actuales caigan en el olvido.


Disfruto de las adornadas calles de la ciudad, de el halo de cultura e inteligencia que desprende cada esquina, cada museo, cada edificio histórico.

Esta vez, y consciente de que no lo necesito realmente, y que ya estoy cansado de mantenerlas apariencias, no he adquirido absolutamente ningún negocio.
Simplemente voy a ser yo, paseando y conociendo cada detalle que merezca la pena recorrer.

Por supuesto, este hecho no ha agradado en absoluto a os de mi especia, que, al considerarme uno de los mas influyentes vampiros, no comprenden ni desean comprender que esté harto de guardar las apariencias...

Así de simple.


Estoy mas que harto de aparentar ser un gran empresario, un ganadero, un artista, etc.
Ahora sólo seré yo, Alberto Ferrer Santana. No necesito mas, ni deseo ser más.

Ahora, por fin, pienso que puedo empezar a ser libre de verdad, o al menos, intentarlo. "Quien lucha se arriesga a perder, quien no lucha ya ha perdido", ese será ahora mi lema.


26 DE JUNIO DE 1900

Tumbado a orillas del Sena, libro en mano, sin dar cuenta ni importancia a nada ni a nadie. Totalmente absorto de aquello que pueda suceder. Así estoy ahora mismo. No desearía estar en ningún otro sitio, haciendo ninguna otra cosa en estos momentos.
Para mi, esta estancia en París es como unas merecidas vacaciones, mientras trato de "curar mi ama". Quizás nunca siga lo consejos del doctor Freud, pero, al menos ese libro me hizo pensar. Me hizo reaccionar...


A mi manera, pero pensar.


Mañana por la noche saldré a cazar, cosa que ultimamente me repulsa. Ni siquiera me produce placer recordar cuando lo hago escribiéndolo en mi diario. No... Algo ha cambiado.

No soy humano, pero me siento mas frágil que nunca. La vida es algo que no debe ser tomada a la ligera. Irónico teniendo en cuenta que me alimento de personas. pero... ¿acaso los humanos no lo hacen de ganado?. Si Dios, estamos en paz... ellos animales, yo humanos, y así la cadena alimenticia sigue su curso implacable año tras año, década tras década, siglo tras siglo...


14 DE AGOSTO DE 1900

Como desearía dormir, tan solo dormir...

Ojala me tumbase en mi lecho, y al despertar descubriese que han pasado muchos, muchos años.

Que ya nada de lo que hice es recordad. Que no hay familiares de mis victimas.
Que efectivamente el mundo ha cambiado y ya no importa por cuanto tiempo haya vivido, pues todo sera nuevo...


Me siento cansado, enfermo en mi corazón. Y aun así, nunca fui mas humano, ni siquiera cuando ésa era mi naturaleza.

Extraño a mi padre, al que arrebaté la vida, el mayor error de mi existencia.
Extraño lo que debería ser una vida normal. Una esposa, unos hijos, un trabajo, y la certeza de que algún día, quizás de anciano, moriría dormido al lado de mi amada, sabedor de que mis hijos han crecido sanos y fuertes. Que están casados, tienen otros hijos, y mi labor ya no es en absoluto necesaria.

En lugar de eso soy una hermosisima arma mortífera cuyos pecados encestarían un siglo mas para ser perdonados...

Esta noche me retiraré al bosque a pasear, a buscar mi alma, y mis lágrimas, si es que me aguardan en algún lugar del oscuro y duro olvido.

3 de mayo de 2009

Capitulo 33


2 DE ENERO DE 1899

El gobernador reclamó la visita del maestro y mia para conocer nuestra opinion acerca de los convulsos tiempos que la economia japonesa estaba sufriendo.
Apreció mis conocimientos acerca de las finanzas y los negocios y, tras aconsejarle sobre un par de movimientos interesantes que le asegurarían nuevas fuentes de ingresos, nos regaló un pañuelo de seda con el escudo de su familia, un honor al alcance de unos pocos considerados amigos de Hatori.


Atrajo mi atención la exquisita decoración que cubría su despacho. Armas antiguas, banderas utilizadas en guerras e insignias patrióticas que arrojaban luz acerca del pasado militar de tan poderoso personaje.

Tras nuestra reunión decidimos regresar a nuestra morada para disfrutar del recuerdo de que, almenos una vez, fuimos hombres importantes en el epicentro mismo del gobierno de Japón.


30 DE MAYO DE 1899

Mi aprendizaje esta completo y ya no pudo absorber nada mas de estas tierras. He decidido marchar al Oeste no sin antes prometer una próxima visita al maestro Kurosawa y sus guerreros.

Mañana mismo pondré rumbo hacia donde nacieron las leyendas vikingas. Tierras frias en las que adquiriré mas conocimientos, mas experiencias, mas hitorias y como no, mas sangre.


19 DE AGOSTO DE 1899

Tras deambular por la estepa rusa, rodeado de ventiscas, heladas, nieves y abrumado por la rectitud y severidad de las gentes que aqui habitan, tomé un barco con dirección a Suecia.

Estoy de paso, en lo que será un regreso a mis ciudades, Italia, Francia, y por supuesto, España...

El mundo vive momentos tensos, cegados por su estupida ambición por dominarlo todo, y de una forma estupida además, porque para conseguir tan fin, antes deberían poseer lo que yo poseo : la inmortalidad.

5 DE SEPIEMBRE DE 1899

Estocolmo, preciosa ciudad sueca en la que se aprecia desde el primer momento la grandisima influencia vikinga y celta en cada rincon y callejuela de la ciudad.

Sus gentes, aunque temerosas y reservadas, son amables a más no poder.
Disfrutan comiendo grandes estofados de reno, y bebiendo licorres de gran aroma.

Por el momento me he alimentado de dos varones de mediana edad. Eran fuertes y recios, y me costó un poco reducirlos de manera silenciosa.

He conseguido una pequeña casa en Gamla Stan, una pequeña isla pegada a Estocolmo, con dos grandes puentes como principal acceso a la gran ciudad.

Esto es tranquilo, casi aburrido, pero no importa no permaneceré mucho tiempo aquí.


1 DE NOVIEMBRE DE 1899

Parto con destino a París. La ciudad del amor... y la ciudad que mas malos recuerdos me trae desde lo sucedido con Sonya.

Deberé ser fuerte y superarlo, al fin y al cabo, a un vampiro las penas le duran toda la eternidad, contradiciendo la conocida frase popular española de: no hay mal que cien años dure.

Ya me he puesto en contacto con algunos de mis antiguos contactos en la ciudad para que preparen mi regreso.

Jean Philippe, el hijo de uno de mis antiguos siervos, y nuevo converso en el vampirismo me ha advertido de que algo muy extraño estaba sucendiendo en la ciudad. Algo inpalpable, pero que cada uno de los nuestros podía percibir...

Voy a la aventura, a encontrarme cara a cara con pasado, presente y futuro, la decision esta tomada, y el viaje es largo, así que daré cuenta de dos o tres cenas antes de irme, y descansaré para, a mi llegada a París, deslumbrar como tantas veces lo hice ante los de mi especie..

3 de abril de 2009

Capitulo 32


2 DE FEBRERO DE 1898

Han sido meses de duro trabajo, incluso para un vampiro, pero por fin el pequeño centro de meditación de Kurosawa está acabado.

Durante este tiempo, mientras trabajaba codo con codo con los samurai, he procurado empaparme de toda la filosofía y conocimientos teóricos que me ha sido posible, pero no oculto mi ansia por empezar con la parte práctica.

El maestro dice que toda obligación trae consigo un placer, no se si se refiere a la satisfacción personal del trabajo bien hecho, o la habitual marcha de los viernes por la tarde al fumadero de opio. Me gusta su sabor, aunque no me invadan sus efectos. Es gratificante hacer algo junto con los humanos. Algo que ellos adoran hacer.
Cuando salimos del fumadero están tan embriagados por su vicio que ni siquiera notan que yo sigo inalterable, sin indicio alguno de haber consumido dicha droga.

Supongo que una vez más, los vampiros somos diferentes...

5 DE MAYO DE 1898

Tras semanas de duro entrenamiento en el que he desarrollado enormemente mi velocidad, fuerza y sentidos, el maestro me ha obsequiado con unos ropajes propios de su orden Samurai.

Thai Wong-Ji, su ayudante , me ha rapado la cabeza y me ha perfumado el cuerpo, como ritual de iniciación y aceptación en su orden. Mas tarde me ha ayudado a vestirme con el traje, a mitad camino entre kimono y armadura.

Ese delicado pero imponente traje azul , con un dragón blanco japones bordado en el pecho es la señal inequívoca de que ahora soy uno de ellos, soy un nuevo eslabón, soy un Dragón Blanco.


27 DE AGOSTO DE 1898

Vimos acercarse por la pradera norte una estela de polvareda. Yo, ignorante, pensé que eran visitantes que necesitarían comida y descanso. Gracias a Dios, Thai Wong-Ji sabía exactamente lo que eran...

La orden de Yujukza. Antaño hermanos de los dagones, pero enemistados décadas atrás por causas tan solemnes e incuestionables, como que estábamos apunto de sufrir una intrusión en nuestro territorio.


Rápidamente el maestro Kurosawa nos detalló las maniobras de defensa y procedimos a colocarnos cada uno en nuestro puesto.

Según se acercaban me di cuenta de que podrían ser cerca de 50 o 70... Nosotros solo eramos 19.
Eso no me asustó. Recordé la guerra contra Aramath, en la que estábamos en clarisima inferioridad, y mis músculos dejaron de estar tensos. Arrojé mi escudo al suelo, y camine lentamente hacia nuestros enemigos mientras el resto de dragones me pedían encarecidamente que me mantuviese en mi puesto y no cometiese una locura.

Me aferré a mi katana y mirando al cielo, me concentré, igual que en el Sahara.
Sentí las pisadas de los caballos sobre el suelo, los gritos de aquellos infelices que osaban atacarnos, percibí como los filos de sus armas cortaban el viento mientras se aproximaban raudas a mi posición.


Abrí los ojos y el primero estaba a un par de metros de mi. Suficiente para cortarle la cabeza y lanzarme hacia el siguiente, y despues otro, y otro, y otro.
No era una ilusión propia, ni una sensación. Efectivamente ahora era mas rápido, mas fuerte y mas preciso que antes.

Pasaron apenas diez minutos y había acabado con la vida de mas de cuarenta soldados.
El maestro decidió capturar al resto para mi. Ellos serían mi alimento. Todos ellos.
Todos menos uno, Lien Xha Yujukza, el líder. Esa presa sería para mi maestro...




9 DE DICIEMBRE DE 1898

Lastima, se me han acabado los Yujukza, y de nuevo deberé alimentarme de animales o en caso de suma necesidad, de enfermos.


El respeto de los dragones blancos hacia mi persona ha aumentado de forma abismal.
Ellos creen que mas que un vampiro, soy una especie de espíritu de la guarra, y se sienten honrados por tenerme en su mesa, bajo su techo, y porque mi katana forme parte de la orden.

Pronto acompañaré a Kurosawa a ver al gobernador, se comenta que quiere conocerme en persona...

25 de marzo de 2009

Capitulo 31


8 DE JUNIO DE 1897


Llegó el día de abandonar tierras argentinas. Llegó la hora de caminar hacia adelante. Sin mirar atrás, como siempre hemos hecho los de mi especie...

Mañana partimos con destino a Asia. Quiero conocer cosas nuevas. Aquí dejo amigos, conocidos, y empleados. He revendido todas mis posesiones en tierras porteñas. No quiero llevarme nada conmigo. Prefiero que la magia del lugar permanezca intacta. Siete años de mi larga vida que se esfumarán en apenas 24 horas. Ley de vida, me temo.


A Vezzi no le guardo rencor... Al fin y al cabo las cosas a veces simplemente pasan por algo... Quizás sea cosa del destino. Ella no era para mi. Por más que lo intentamos, Sonya no fue nunca para mi. Ahora huyo para no afrontar la realidad de que ella y yo respiramos el mismo aire, vemos los mismos atardeceres. Ella se queda, yo me voy. Adiós ángel oscuro...


1 DE JULIO DE 1897

Tras muchisimos días de viaje, por fin he llegado a Tokyo. Quería emprender un viaje para encontrarme a mi mismo, para huir de todo y de todos, y creo que por fin mi búsqueda ha tenido resultados.

No entiendo ni una sola palabra de lo que me dicen,así que deberé aplicarme en aprender su idioma. Sus palabras escritas son realmente hermosas. Como dibujos que parecen encajar armónicamente entre si. Como si un conjunto de lineas rectas pudiese significar una emoción, una palabra, un temor...

Quiero empaparme de todo lo relacionado con esta cultura, de la cual únicamente conozco el concepto de los samurais, y muy vagamente además.


14 DE AGOSTO DE 1897

Aprender japonés ha supuesto un reto incluso para mi, al igual que aprender a escribirlo y leerlo. Sus caracteres son complicados pero estimulantes. Cada vez necesito mas y mas.

Aquí las mujeres tienen un halo de misterio no comparable con ningún otro país. Las geishas, mujeres de compañía japonesas, pasean delicadamente por las calles de Tokyo, ajenas al paso del tiempo, al mundo o a los gritos de los puestos callejeros de comida o flores.

Saben diferente. Su sabor es tan exquisito, tan delicado, que realmente me irrita que la presa deba morir finalmente. Sus perfumes, su pintura facial, los productos que utilizan para fijar su peinado... extraordinario... Mágico.

Las mil y una supersticiones japones apuntan directamente mi como sujeto sospechoso. Pálido, delgado, alto, de cabello de un vivido color... podría encajar perfectamente en cualquiera de sus historias de terror, pero aun así, me tratan con fascinación. Sorprendidos por mi rápida inadaptación y aprendizaje, me invitan a charlar y fumar Opio en los abarrotados y acojedores fumaderos. Es curioso que tantos años lo estuve comercializando, y nunca lo había probado... Ahora me siento como si por primera vez en mi vida, hubiese respirado profundamente y saboreado todo lo que la vida me ofrece. Ahora es cuando realmente me siento vivo.

1 DE SEPTIEMBRE DE 1897

Hoy he conocido al maestro Kurosawa. Maestro de la orden Samurai del Dragón Blanco.
Me he ofrecido a ayudarle a restaurar su monasterio, en ruinas por el paso de los años. Carcomido y derruido, el monasterio en unas semanas será un regalo para la vista. A cambio espero que me ofrezca comenzar mi aprendizaje como samurai.
Mi fuerza y agilidad, con un entrenamiento en las artes marciales samurais harán de mi un ser indestructible, pero ante todo, busco la paz interior que parece rodear a estos guerreros.
Nunca antes estuve tan receptivo, y dado lo placentero de esta sensación, pienso explotarla al máximo.

El maestro Hiroshi Kurosawa pertenece a una longuísima estirpe de guerreros. Ocho generaciones de Samurais que acaban en este anciano de 60 años cuya agilidad ya la quisieran para sí muchos jóvenes veinte añeros...


Pasado mañana empezaremos a comprar materiales para la reconstrucción...Hasta entonces, hablaremos, reiremos, nos conoceremos, y aprenderé la filosofía del Dragón Blanco...

12 de febrero de 2009

Capitulo 30


20 DE JUNIO DE 1878

Me han extraído sangre, la suficiente como para avanzar al menos un poco con las investigaciones.
También Sonya se ha prestado a la extracción, para asegurarse de la compatibilidad del producto y ampliar así el espectro de estudio.


Mañana partiremos de nuevo hacia Nueva York. Podemos considerar estas pequeñas vacaciones como un capricho personal.
Ambos encestábamos escaparnos lejos, muy lejos de la fría y creciente cuidad de NY.
No obstante, los negocios nos obligan a no demorar mas nuestro regreso. Volveremos a la ciudad del amor...eso es seguro.

4 DE FEBRERO DE 1980

Dicen que cada lugar donde vives te aporta una serie de experiencias, de vivencias, que te hacen crecer y enriquecerte tanto espiritual como intelectualmente. Si es así, Nueva York ya no nos puede enseñar más por el momento.

Hemos decidido trasladarnos a Argentina.
Buenos Aires parece una buena ciudad para pasar una temporada y abrirnos nuevas vías de desarrollo.

Ahí contactaremos con Guillermo Vezzi, un joven vampiro que está explotando el negocio de la ganadería y agricultura.
Vezzi es un nuevo miembro de la pequeña gran familia de vampiros nacidos después de la guerra Sahariana. En más de una ocasión me ha llegado a oídos autenticas proezas económicas de éste joven, y considero que ya va siendo hora de que nos conozcamos personalmente.

Mi pequeño imperio se extiende ya por Inglaterra, Francia, Italia y Norteamérica, y es mi deseo anexionar también Argentina a éste compendio de puntos estratégicos donde mis inversiones y bienes crecen como la espuma.

Esta misma tarde traspasaré el New Angel a un constructor que desea edificar ahí viviendas. La fama del local ha encarecido su precio final, por lo que conseguiré un buen pellizco por el traspaso.


9 DE MARZO DE 1980

Guillermo Vezzi... alto, moreno de pelo perfectamente engominado hacia detrás, de mirada amable y sonrisa despreocupada. El carácter de los porteños no tiene nada que ver con el de los norteamericanos, y sí mucho que ver con el de los españoles o italianos. No en vano Argentina ha sido y todavía es un destino habitual para los humanos mediterráneos que buscan amasar fortunas en un nuevo mundo que no para de crecer. Ellos aportan el esfuerzo y la tierra el alimento.

Vezzi nos ha vendido una de sus fantásticas villas a las afueras de Buenos Aires.
Trescientas hectáreas de tierra fértil alrededor de una preciosa casa de campo de inspiración romana. Se llama Villa Ventura.

La contratación de un servicio discreto y trabajador se hace necesaria, así como agricultores que sean capaces de labrar las tierras y obtener frutos de ellas.
La cosecha que crezca en mi nuevo hogar se repartirá en un sesenta por cien para Vezzi y el cuarenta restante a dividir entre los trabajadores, como recompensa extraordinaria a un trabajo bien hecho.
El acuerdo de la cosecha con Vezzi nos ha ahorrado una pequeña cantidad en la compra de las tierras, y además ha servido para estrechar nuestras relaciones, que cada día son mas agradables y fluidas.

Guillermo Vezzi desconfiaba del hombre que lideró al ELVA y acabó con el poder de Aramath, aún sin haber sido convertido cuando esto sucedió. Parece ser que se ha alimentado mi leyenda hacia extremos erróneos, dejando mi reputación como la de un sanguinario guerrero. Nada más lejos de la realidad...

12 DE ABRIL DE 1890

Nada mejor que una suculenta cena porteña y una noche de tango y póker para darme cuenta de lo afortunado que soy.

Poseo riquezas materiales, una mujer hermosa y una seguridad y cultura que siendo humano nunca hubiese obtenido.

Sonya se ha adaptado pronto al estilo musical patrio, y los tangos con su melódica y dulce voz son un mundo aparte...
En las reuniones con nuestros nuevos amigos, encabezados por Vezzi reímos, cantamos, tocamos algún instrumento y por supuesto, bebemos sangre.
Me ha llamado muchísimo la atención lo ceremonioso de beber sangre con un Argentino al lado. Ellos depositan la sangre, aún caliente en un recipiente ovalado, que llaman bombilla, y con una cañita, o pajita para los no porteños, absorben lentamente aquel preciado néctar.
Según me explicaron, el equivalente al té de las cinco inglés en Argentina es el Mate. Una infusión amarga que consumen en estas bombillas y siempre con amigos y familiares. Supongo que el Mate de plasma de las tres de la tarde es una ceremonia para no olvidar jamás que un día fueron humanos, tuvieron tradiciones, y disfrutaron de ése pequeño placer con sus seres queridos.

25 de enero de 2009

Capitulo 29


1 DE MAYO DE 1878

Volvió para arrancar de mi corazón esa daga que me impedía sentir... ese lamento que no me permitía ser feliz. Ella simplemente volvió, y con ella trajo una nueva forma de ser.

Poco a poco nuestras costumbres han cambiado, y aunque aun siguen buscando ese néctar que nos permita alimentarnos al lado de los humanos sin ser descubiertos, ese placebo que nos dará fuerzas, anonimato y seguridad... mis instintos mas salvajes se han liberado como si jamás hubiese probado antes la sangre.

Un vampiro no necesita mas de 5 personas al mes para estar sano, fuerte y saciado, pero el placer de la caza, con Sonya a mi lado, no tiene parangón...

Soy un vampiro, un no muerto, un menos aún vivo, alguien que vaga por el tiempo sabiendo que salvo contrariedades imprevistas, la eternidad me aguardará para que, a través de los años siga mi camino.


Esto me plantea serias dudas... unos meses devastando pequeñas poblaciones alrededor de Nueva York me han hecho pensar si realmente esta es la forma, el modo correcto de vivir. Si es justo para mis débiles y en el fondo amados humanos que un ser mas poderoso e ilimitadamente fuerte los aniquile por el simple placer de hacerlo...

Cazar me da placer, pero también remordimientos. Trae reproches de mi subconsciente con cada nueva joven de la que me alimento...


Mi excéntrico gusto por todo lo nuevo me ha llevado a pagar una enorme suma por unos fonógrafos, el ya patentado invento de Edison.
Espero que merezca realmente la pena, porque tuve que tratar con el mismísimo Thomas para conseguirlos. Con la inyección económica que ha supuesto para el la venta de sus artilugios, podrá seguir mejorando e investigando durante una larga temporada.


5 DE JUNIO DE 1878

Me ausento unas semanas para viajar a París, donde el grupo de científicos me harán una serie de pruebas y me extraerán sangre para poder conocer mejor la genética de un vampiro, y así poder estudiar las necesidades y carencias que tenemos.

A mi paso por París aprovecharé para disfrutar de una buena sesión de Opera, teatro, y empaparme con todo el bohemio halo que invade la ciudad del amor.
Sonya ya tiene hecho su equipaje, partimos esta tarde. Ya está reservado el mejor camarote de todo el barco.

Tengo pensado enseñarle Los Campos Elíseos, precioso enclave que ella aun no conoce, y que seguro la enamorará...

10 DE JUNIO DE 1878


Aída en la Opera de París... juro por Dios que debería considerarse como deber divino venir a verla al menos una vez en la vida. Verdi se lucio con esta opera, sin duda...

Hemos paseado largo y tendido, con parsimonia y disfrutando de cada callejuela y avenida de París, parando a sentarnos en los bancos de sus parques, en los cafés atestados de artistas, en las plazas, observando a los pintores ejercer su bella profesión.

He aprovechado para que una joven y bella pintora nos inmortalizara (¡qué ironía!.

Un precioso cuadro que evoca lo que esta joven ha sentido al vernos. Le hemos dado total libertad artística y el resultado ha sido magnífico.
Victoria Francés, joven valenciana que ahora practica su arte en esta majestuosa ciudad. Guardaremos su obra con nosotros.

Una vez finalizada su pintura me he tomado la libertad de pedir permiso a la joven para ponerme frente al caballete y retratar a Sonya.
La cara de sorpresa de la joven Francés por mi maestría al carboncillo ha sido totalmente adorable...

Acabado mi absolutamente chulesco alarde de técnica, hemos disfrutado del bello atardecer en la habitación de nuestro hotel, dando rienda suelta a nuestra pasión, influenciada sin duda por el lugar en el que nos encontramos...
A las 9:30 la opera de París se alzaba ante nuestros ojos.
Engalanados como aristócratas hemos llegado al palco que previamente había alquilado, uno de los mejores, y hemos disfrutado de el, espectáculo místico que Giuseppe Verdi creó unos años atrás para la inauguración del canal de Suez.
Es la segunda vez que la veía, pero aun me eriza el vello de la nuca...

10 de enero de 2009

Capitulo 28


24 DE DICIEMBRE DE 1877


Noche tranquila en el New Angel. El cuarteto de cuerda interpreta mis composiciones, el humo del tabaco cubre a los asistentes.
Me lío un cigarrillo apoyado en la barra mientras finjo que bebo un whisky con hielo y mi mente divaga acerca de porqué cada vez la siento más cerca de mí.

Esta noche su olor es insoportablemente fuerte. Podría girarme y encontrármela me temo.
La locura de la obsesión por la mujer amada nubla mis sentidos de vampiro, y no hay nada que pueda alejar esta psicosis de mi persona.

Me giro y apoyo mi espalda en la gran barra de caoba. Miro sin interés al escenario, imaginándola entre la luz de las velas. Siempre tan pálida, tan lánguida y arrebatadoramente sensual.
Su belleza me ha trastornado, sus olor es ya parte de mi, su tacto frío y suave son solo una pesadilla con la que mi mente me atormenta en las vacías y mundanales noches eternas. Mi tiempo no acaba, el de los humanos si. Y a veces los envidio, por tener una memoria tan corta y débil.

De repente algo atrae mi atención. Una silueta de proporciones perfectamente familiares sube al escenario. Se sienta al piano, y empieza a tocar. Los músicos paran de inmediato, asombrados por aquella extraña interrupción.
Las primeras notas.. sol, fa re, do... es la canción que años atrás compuse para la mujer que amaba, para la que aún amo...
De pronto una voz entona la primera estrofa, una voz límpida y pura, penetrante y dulce como sólo ella puede poseer.

Sonya... ¿A qué has estado jugando, mi amor? Ahora apareces como si de un sueño se tratara, subes a interpretar tu papel sin ningún reparo en lo que el resto piense o sienta, enamoras a los asistentes con tu sola presencia y, por fin, clavas tus preciosos ojos en mis pupilas.

Sonya...te eché de menos...Gracias por éste fantástico momento de delirio...Sabes que te quiero.



25 DE DICIEMBRE DE 1877

Tras la función nos recluimos en mi despacho, en la planta superior del local.
Estuvimos hablando hasta el amanecer, entre tímidas caricias y unas manos entrelazadas, como si temiesen que al soltarse, el otro desapareciera.

Sonya ha estado vagando por America del Norte y del Sur. Pensando, analizando que sentía, y hasta qué punto podía olvidarse de mí.
Finalmente llegó a la misma conclusión que llegué yo respecto a ella. Somos el Yin y el Yan. La mitad de un solo ser. Ella no es sin mí, yo solo puedo ser con ella.

Por la mañana nos retiramos hasta mi apartamento, dispuestos a recuperar el tiempo perdido.
Entre risas y mimos, hicimos el amor tantas veces como horas tiene un día. Fuimos uno solo de nuevo, fuimos Sonya y Alberto.
No te vayas más de mi lado mi vida, no huyas por tus miedos. Juro cuidarte con todo mi ser, juro que soy mas tuyo que mío, juro que solo a tu lado puedo caminar a través de los tiempos...Te quiero, dulce ángel oscuro. Mi ángel oscuro.