Capitulo 18

3 DE MARZO DE 1868


Uno de mis hombres trae una carta lacrada de Aramath. En ella se me comunica que la Hermandad, con sus empresas, es una de las más fuertes inversoras de el futuro canal de Suez, en Egipto, una de las más importantes futuras vías comerciales marítimas.

El jefe ha decidido invitarnos a la inauguración a dos de los "capos", Claudio y yo.
La noticia me ha tomado por sorpresa, pero es un buen baremo para adivinar el grado de estima y respeto que me tiene.

Al despedirse, me prometía avisarme de dicho acontecimiento con antelación, y a su vez me animaba a traer conmigo a mi compañera.





19 DE SEPTIEMBRE DE 1868

Vincent, uno de mis hombres de confianza en Inglaterra me ha dado el aviso de una serie de clientes que se niegan a seguir pagando las comisiones por nuestra protección.
Le he dado carta blanca para que emplee las medidas que considere necesarias para hacerles entrar en razón.

Sonya y yo nos empezamos a comportar como una pareja mas o menos normal.

Hoy ha sido declarada la Gloriosa... una revolución que hacía ya tiempo que esperaba.
A partir de hoy, la reina Isabel II ya no tiene el poder, lo cual es un pequeño bache para mí, ya que gozaba de su protección gracias en parte a mis suculentas donaciones a la corona.
Me veo ahora obligado a entablar nuevos tratos con el sector revolucionario.

Si la cosa sale mal, siempre me queda exiliarme en el nuevo mundo... es una opción a tener muy en cuenta, ya que el aquelarre americano estaría encantado de acoger al que algunos ya empiezan a apodar como "el césar oscuro".



23 DE NOVIEMBRE DE 1868

Finalmente no hubo tratos, no hubo siquiera opción a negociar...
Los revolucionarios tenían una lista negra de todos aquellos protegidos por la corona, y fueron a por nosotros.

El Ángel ha quedado devastado por las llamas...
Entraron a media noche, cuando más lleno estaba, saquearon a todos los asistentes e incluso alguno de ellos se atrevió a tratar de propasarse con Sonya. El resultado fué una cruel carnicería.

Cuando quise darme cuenta el local entero ardía en llamas y la gente huia despavorida.

Sonya y yo huímos aprovechando la confusión y cogimos el primer barco que zarpaba hacia el nuevo mundo, aún teniendo que hacer escala en las islas canarias.

Estoy reorganizando un grupo aqui, ya que de momento en España nos será imposible continuar con nuestras actividades.