18 de septiembre de 2008

El comienzo


PRESENTACIONES
Permitídme que me presente, no tengo nombre, ya no... hace años que paso de una identidad a otra según la ocasión y el lugar...
Aunque fuí bautizado como Alberto Ferrer Santana, hijo de Santiago Ferrer y de Lucía Santana, pero de eso, insisto, hace muchos años...quizás demasiados.
Espero que éstos relatos puedan servirme para aliviar el dolor de mis múltiples pecados...
Empezaré contando el motivo, o mejor dicho, la causa, de los acontecimientos que poco a poco os iré descubriendo.
Mi historia comienza en 1846, yo era el hijo único de un herrero, en la noble villa de Fontinyent, ahora conocida como Ontinyent.
Tan solo tenía 19 años, pero en esa época ya era considerado un hombre hecho y derecho, tanto era asi, que la primavera próxima a aquel frío otoño me iba a casar con María, hija de una pareja de tenderos que vivía al final de mi calle, en el actual casco viejo de la ciudad.
Nunca fuí nada del otro mundo ; 1' 75 de altura, delgado y enclenque, de pelo rubio ceniza, con mis rizos siempre enmarañados en mi cara, ojos verde claro y cara de niño.
podría decirse que mi vida era todo lo corriente que pudiera ser la de un artesano del metal en una villa mas bien pequeña, aunque repleta de historia.
De día ayudaba a mi padre en la herrería, y al acabar mi jornada, cocinaba para ambos y limpiaba un poco la casa contigua a nuestro taller.
Una vida humilde, pero que, almenos a mi, me llenaba.
Mi padre enviudó a los 24 años de edad, ya que mi madre falleció al darme a luz, y jamás llegó a ver mi rostro, jamás me conoció, jamás...
Desde ese momento él tuvo que hacerse cargo de mi, del negocio, y por supuesto, de la casa.
A mi, particularmente, la vida me trataba bien. Eran muchas las noches que salía con mis amigos a tomar unas cervezas de cebada o unos vasos de vino en la taberna.
Fué precisamente una de esas noches cuandoel devenir de mi destino se torcería en una irónica mueca, me miraría a los ojos, y volvería mi mundo del revés.
Ésa iba a ser mi última noche...sólo que yo aún no lo sabía.


EL CAMBIO
Habíamos bebido más de la cuenta, ya que el motivo de nuestra reunión nocturna era celebrar que nuestro amigo Ernesto se casaria dentro de dos días.
La noche era fría y cerrada, muy típica del mes de Noviembre en mi ciudad, y las solitarias calles empedradas aguardaban en silencio nuestro regreso al cálido hogar,
y el nacimiento del nuevo día.
Tan sólo el eco de mis pasos sesgaba aquella impoluta calma, mientras, tambaleándome a causa del alcohol, me dirigia a mi casa, cuando repentinamente noté una presencia
a mis espaldas, no por sus pasos, que resultaban inaudibles, sino por la impresión en el suelo de una alargada sombra tras de mí, que, como si de un presentimiento se tratara, abarcaba mi zigzagueante e inestable sombra.
Quise volverme para sorprender a alguno de mis amigos tratando de sobresaltarme, pero en lugar de eso, me encontré sólo una calle vacía. Ni rastro de mi misterioso acompañante.
Volví la vista al frente para retomar mi marcha, y mis ojos se toparon con unas enormes pupilas azules. Era un azul mortecino, sin vida, casi aguamarina, que resultaban aterradores en aquella cara pálida, y esa boca entreabierta en burlona sonrisa, que dejaba a la vista unos blancos y pequeños colmillos, como los de un rapido y efectivo depredador.
Sentí una ráfaga de aire helado y acto seguido, como una media luna de dientes se clavaba en mi yugular. Se abrían paso a través de la carne y dejaban brotar la sangre a borbotones.
No recuerdo haber gritado. Tampoco haber perdido el conocimiento, pero cuando volví a abrir los ojos se encontraban conmigo Maurício y Ernesto, que al oír mi petición de socorro,
se habían apresurado en alcanzarme y ya me llevaban a hombros hasta mi casa, mientras la fachada de la iglesia de Santa María, testigo de todo lo sucedido, quedaba ya a nuestras espaldas.
Mi cuerpo aún ebn estado de shock, temblaba y se convulsionaba sobre mis pies. me ardía el cuello, y esa misma sensación de ardor se extendió rapidamente al resto de mi cuerpo, cuando, de nuevo, me desmayé.


AMANECER EN LAS SOMBRAS
Nunca supe porqué yo... ¿Porqué semejante atrocidad?. Lo que sí recuerdo es el regusto férreo de mi propia sangre en la lengua...
La mañana siguiente desperté con un voraz apetito que urgía saciar. Me levanté de mi cama y fuí tambaleándome hasta la cocina, donde ví un par de panecillos de mantequilla y un cuenco con leche azucarada. Ésto era, sin duda, obra de mi padre, que al tanto de mi ataque la noche anterior, me habia preparado algo de desayuno y me había permitido despertarme más tarde de lo habitual.
Me sente en una de las sillas de hierro forjado, y mordí uno de los panecillos. No había nada anormal en él, pero me produjo náuseas, así que bebí un trago de leche.
Inmediatamente, un ardor volcánico se alojó en mi estómago, empecé a sudar y a retorcerme y acabé vomitando lo poco que tenía en la barriga.
Me dispuse a limpiar aquel desaguisado cuando un pequeño golpeteo llamó mi atención... Era un tamborile constante y acelerado.
Cerré los ojos para concerntrar toda mi atención en descubrir de dónde provenía...
Sin darme apenas cuenta, fuí cruzando la casa hasta llegar a el patio trasero.
Continué hasta pararme justo frente al prqueño corral donde teníamos conejos y gallinas. Fué en ese preciso instante cuando noté una excesiva salivación, y sin entender porqué, me abalancé sobre un cebado conejo gris, hinqué mis dientes en su cuello, desgarrándo la carne, y engullendo la sangre que brotaba de su herida. Entonces, en un ataque de inspiración, comprendí de dónde procedía ese tamborileo...Era el latir de su corazón.
Dios...Por fín algo de paz, de saciedad, de bienestar...Chupé hasta que el corazón se paró, y con el, el golpeteo.
Abrí los ojos, y descubrí la caótica escena. Me sorprendió no sorprenderme en absoluto por lo que acababa de hacer, de hecho, me pareció algo de lo más normal.
El verdadero dilema era si podría evitar alimentarme de mi gente...Aunque algo en mi interior me decía que no.
Tal vez lo más cuerdo, dentro de esta locura, sería irme lejos, sin despedirme, evitando el contacto con mi padre, María y mis amigos...Sería lo mejor para ellos.

DESPEDIDA
Me dispuse a salir corriendode el que hasta ahora había sido mi hogar durante 19 años, rezándo por que a mi padre no se le ocurriera entrar a casa para ver cómo me encontraba, o, mejor dicho, que él no se encontrase con mi aún voraz apetito...
Cuando de repente, justo cuando me encontraba a unos pasos de la puerta exterior, ésta se abrió, y todos mis temores cobraron vida.
Me paré en seco, y retrocedí un par de pasos. M i padre esbozó una enorme sonrisa de alivio al comprobar que ya me encontraba lo suficientemente bien para levantarme.
Me estemecí, una vez más volvía a escuchar el golpeteo rítmico, e incluso el circular de su sangre a través de las venas y arterias...
Dejé los ojos en blanco ante tan placentero concierto, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
Casi podía oler la sangre de aquella persona que me había dado la vida, mi vida mortal....
Os juro que lloré lágrimas que al caer por mi mejilla, quemaban como el fuego cuando me abalancé sobre él, dominado mis instintos, y clavé mis dientes en su cuello...
Ese mordisco no sólo le dolió a él, sino que también algo dentro de mí se murió...mi alma.
Y seguí alimentándome de su sangre hasta que su corazón se paró por completo...
Corrí hasta mi habitación para recoger mi unica capa, y huir así de mi pueblo sin que nadie me reconociera, pero al pasar por delante del espejo del comedor algo captó mi atención...
se suponía que ése era mi reflejo, pero era tan diferente... en lugar de encontrarme a mí mismo, en el hallé una cara pálida, con ojeras, unos ojos color aguamarina, y mi barbilla repleta de sangre...
Rompí el espejo de un puñetazo, limpié mi cara con agua,me puse la capa gris de los domingos, y salí corriendo sin mirar atrás, como alma que lleva el diablo en dirección a la montaña, huyendo de mis pecados...de mi condena, y del hecho de que había perdido definitivamente lo único que aún podía hacerme sentir vivo...mi alma.

6 comentarios:

Alba dijo...

Hola,

Mira que te hayan denunciado el flog, la gente dá pena, en serio...

en fin, yo te seguiré donde haga falta, ok?

ah, he hecho publicidad en mi flog sobre tu blog, vale? jeje

Encantada de estrenarte el blog. ;)

Luna dijo...

Ostras, ¿han denunciado tu blog?
¿En serio?

¿Y de qué te acusan si puede saberse?

Que cabreo más tonto me acabo de agarrar.

Fany dijo...

Jo..menos mal que aqui si te dejan y podemos disfrutar de esta obra tan perfecta *_*

Me ha encantado el chapter 1 ^^

Besazos!!

Murmullo cucarachas dijo...

Mira que todavia no habiamos leido el principio!!!!.... pa matarnossss... abocaossss!!...

saludosssss compadreee!!

LALY dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LALY dijo...

AH!!! realmente me dejas extasiada al leerte, es un sublime placer poder disfrutar de esta historia, aunque sangrienta llena de belleza.
Gracias por compartir tu talento y tus letras.
Desde ahora oficialmente me declaro tu fan.
Felicidades.
Un abrazo.